Hoy hemos estado hablando en casa de los chats de grupo y cada uno hemos ido contando todos los que teníamos; los niños tienen por supuesto muchos más que nosotros.
La verdad es que es una forma nueva de relacionarse, divertida y práctica la mayoría de las veces, un tostón en esos chats de millones de miembros cuando empieza a pitar el teléfono sin parar con todos esos mensajes de «jajaja», «gracias», «que bueno!!!»,… O cuando 2 o 3 se ponen a hablar de lo suyo que no nos interesa nada a los otros 20 miembros del chat. En mi momento ese de que me evado de mi entorno pensando y meditando en mi propio mundo, he hecho repaso de todos los grupos de los que formo parte y me he dado cuenta que me falta uno en el whatsapp: EL DE PACIENTES DE CÁNCER.
No sé si os pasa a vosotras, yo desde que tengo cáncer tengo una unión especial con todas las personas que voy conociendo, o conozco de toda la vida, que tienen o han tenido cáncer. En las cenas, fiestas de cumpleaños, reuniones de trabajo, comidas, eventos varios,… Cada vez que nos juntamos, parecemos como los chicos antiguamente cuando hablaban de la mili o las recién paridas, …sentimos una empatía especial y contamos cada uno nuestra batallita.
Últimamente he coincidido con una compañera de trabajo de mi amiga Mariví en una reunión de la revista, con un amigo de un amigo en una exposición, comí el otro día con una amiga de una amiga, coincidí con mi amiga María en una fiesta de cumpleaños, con Carola en unas copas, con Sofía que va a ayudarnos en la sección de moda de ROSE, he hablado hoy con Nuria mi socia, me llamó Paloma una amiga de mi prima María de Lanzarote, he tenido unas cuantas conversaciones privadas con lectoras de este blog,…Y con tod@s tengo esa sensación de familiaridad, de que te apetece hablar de cosas de las que no puedes hablar con el resto del mundo porque no te entiende, bueno pobres, si que te entienden, pero como no lo han pasado no lo ven desde el mismo punto de vista. Cómo los golfistas que se cuentan lo bien que han jugado un hoyo o los cocinitas con las bondades de sus recetas
¡¡¡A lo que voy!!! Lo que he sacado en claro de este «no chat en grupo» es que tod@s tenemos que pasar nuestro duelo, antes o después, cuando te dan el diagnóstico, en el tratamiento o cuando se ha acabado todo, pero el duelo hay que pasarlo.
Ya os conté que justo hace un año yo no me hallaba nada a gusto conmigo misma, no me gustaba mi pelo corto, ni mi cuerpo con unos kilos de más, ni mi trabajo, me sentía una incomprendida en mi casa rodeada de chicos, … cuando se lo conté al médico me dijo que está escrito, que todos los duelos hay que pasarlos, que llevaba un año aguantando como una jabata y que en algún momento tendría que resentirme. Me aconsejó que viera a un psiconcólogo, pero al final gracias a la paciencia de todos los de casa, al desahogo puntual con amigas, pacientes de cáncer y la ilusión de montar este blog, el duelo pasó de largo.
Os lo cuento porque en todos los contactos que he tenido últimamente, una estaba un poco depre y no quería ni oír hablar de volver a trabajar, otra se encontraba sin fuerzas, a la otra no le gustaba nada cómo le habían dejado la mama después de la reconstrucción, … Y hablando hablando, al final nos comprendíamos y nos animábamos mutuamente.
El problema es que a este estado de ánimo del momento » duelo » hay que sumarle que estamos hartas de dar lástima y ver esas caras de susto cada vez que dices que tienes cáncer (me lo comentaba una lectora en facebook) y eso nos coarta a la hora de desahogarnos.
Así que os propongo que cuando os dé el bajón, vayáis a un especialista o busquéis una amig@ que tenga o haya tenido cáncer con el que hablar y desahogarse con toda naturalidad. Que no os dé apuro, pensad que igual que vosotras estaréis encantadas de animar a cualquiera en vuestra situación, para el que ayuda es aún más gratificante.
Yo me ofrezco encantada a hacer ese papel, ¡YA SABÉIS DÓNDE ESTOY!
DISFRUTAD MUCHO MUCHO DE LAS FIESTAS Y ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD!!!